Escudo en piedra (sin pintar) existente en Santa María la Real de Nájera. Pasé delante de este escudo haciendo el Camino de Santiago. Me pareció un bonito diseño del castillo y un león bastante "natural", sin corona.
Escudos de armas que he dibujado, generalmente de asociados de Corporaciones Nobiliarias. En muchos casos, el escudo de armas representada varios linajes en sus particiones. Por tanto, no deben tomarse como las armas del linaje de varonía, aunque sea el que figure como denominación del escudo,sino como las armas de una persona concreta. Se incluirán algunos temas de nobiliaria. Si se reproduce alguna imagen propia de este blog deberá indicarse su origen y autor.
GRADO
Cuartelado.
1º, de oro, con cuatro palos de gules y bordura de azur con doce cruces de
plata, patés; 2º, de azur, con diez bezantes de oro, alternando uno y dos, y en
el cantón diestro del jefe y siniestro de la punta una cabeza de lobo, de oro,
linguado de gules; 3º, de oro, con cinco hojas de higuera de sinople; 4º, de
oro, sobre gradas, una torre de plata abierta, y en su homenaje un pino
saliente de sinople.
IVAÑEZ DE LARA
De
oro, con un castillo de piedra, mazonado de sable y sumada la torre del
homenaje con un brazo armada con una bandera de gules en la mano. Al pie del
castillo dos osos de su color atados con una cadena de hierro, uno a cada lado.
Delante del castillo un puente de oro sobre aguas de azur y plata.
(diseño y
descripción antiguos facilitados por el poseedor de las armas)
VITORIA
Medio
cortado y partido: 1º, en azur cinco estrellas de oro; 2º, en oro, cinco flores
de lis de azur; 3º, en plata sobre terrasa de sinople, un árbol de este color, resaltado
el tronco de dos lobos de sable alzados al mismo.
TEXIDOR
Cuartelado:
1º, de oro, cuatro palos de gules; 2º,
de azur, sobre peñas de oro, una cabeza de moro con turbante de gules
surmontada de una bandera, fajada de oro y gules; 3º, de sinople una montaña de
plata, sumada de un castillo de oro; y 4º, de azur, una flor hojada, de oro,
surmontada de un sol de oro a la diestra y de una estrella de plata a la
siniestra.
SÁNCHEZ DE OCAÑA
De azur,
una banda de oro, acompañada en lo alto de un castillo de plata, mazonado y
aclarado de sable. Y en lo bajo de un pato de plata. Bordura de oro con cuatro
cañas de sinople.
OLMEDILLA
De
plata, un árbol de sinople con dos lobos de sable empinados a su tronco.
Bordura de sinople con ocho aspas de oro, interpoladas de ocho banderas, de
gules.
CENTENARIOS: 1412, EL COMPROMISO DE CASPE
Artículo publicado en la revista HIDALGOS
Este año de 2012 se
cumplen varios siglos de hechos que fueron trascendentales para el futuro de
España.
AÑO 1412. EL COMPROMISO DE CASPE
Uno de los hitos más
importantes de la historia de Aragón es el Compromiso de Caspe. La solución
adoptada en esta villa aragonesa a finales de junio de 1412 constituyó un
ejemplo de ecuanimidad, concordia entre los pueblos y acierto político, porque
resolvió pacíficamente el vacío monárquico, abierto dos años antes con la
muerte del rey, Martín el Humano, último rey
de la casa de Barcelona, sin sucesión directa.
La muerte de Martín el
Joven, el 25 de julio de 1409, dejó sin herederos directos a la Corona de
Aragón, ya que era el único hijo del rey Martín I. El nuevo matrimonio del Rey
con Margarita de Prades no le dio nueva descendencia.
Ante esta situación, Martín
I pretendió reconocer como su heredero a su nieto, Fadrique de Luna, hijo ilegítimo
de Martín el Joven. Ante la falta de apoyos a esta designación se vio obligado
a no hacerlo. Otro fracaso lo tuvo con el nombramiento, que hubo de deshacer,
de Jaime II de Urgel como procurador y gobernador general al ser rechazado por
la Diputación de la Generalidad aragonesa y por el arzobispo de
Zaragoza García Fernández de Heredia, que temían que fuese
un paso previo antes de ser reconocido como heredero a la corona.
En medio de estas
circunstancias, el 31 de mayo de 1410 fallecía el rey de Aragón, Martín I, sin
dejar resuelta la sucesión a la corona. En sus últimos momentos de vida, cuando
agonizaba en la celda de la priora de Valdonsellas, el rey fue visitado por una
comisión de las cortes que consiguieron del monarca moribundo su aceptación
(formulada con el monosílabo “hoc”, que significa sí) para que se designase
como su sucesor a quien tuviese mejor derecho de entre los candidatos al
trono.
Esta falta de sucesión
directa y de la designación de un sucesor por el propio Rey, quizá por haber
mantenido la esperanza de obtener del papa la legitimación de su nieto Fadrique,
hizo que seis candidatos aspirasen a la Corona de Aragón. Estos candidatos
fueron:
·
Fadrique de Luna, nacido
en Sicilia en 1400 y fallecido en Ureña en 1438. Fue duque de Arjona, conde
de Luna, señor de Cuéllar y de Segorbe. Era hijo
ilegítimo de Martín I de Sicilia con la noble Tarsia Rizzarique. El proceso de
legitimación se llevó ante el Papa Benedicto XIII.
·
Jaime II de Urgel, nacido
en Balaguer en 1380 y muerto en Játiva en 1433. Fue conde de Urgel, vizconde de Áger, barón de
Antillón, de Alcolea de Cinca y de Fraga. Hijo
de Pedro II de Urgel y de Margarita de
Montferrato y de Mallorca, hija de Juan II de Montferrato y de Isabel de Mallorca. Era bisnieto, por línea agnada, de Alfonso IV
de Aragón y el más próximo pariente por línea masculina del difunto rey. En 1407 contrae matrimonio con Isabel de Aragón y Fortiá, hija
de Pedro IV el Ceremonioso y de Sibila de Fortiá, y hermana de Martín I el Humano, quien le nombra en 1408 lugarteniente general de Aragón aunque
nunca desempeñó el cargo.
·
Alfonso de Aragón y Foix, nació en 1332 y falleció en 1412, en Gandía.
Era el hijo primogénito del conde Pedro IV de Ribagorza y de Juana de Foix y nieto de Jaime II. Ostentó los títulos de conde de Denia, conde de Ribagorza, marqués de Villena, duque de Gandía y
primer condestable de Castilla. Contrajo matrimonio con Violante Díaz Jiménez, baronesa de Arenós. Murió antes de alcanzar
el acurdo sucesorio y su candidatura pasó a su hermano, Juan de Aragón y
Foix.
·
Juan de Prades, conde
de Prades y barón de Entenza, nacido en 1335 y fallecido en 1414. Hijo de Pedro IV de Ribagorza y de Juana de Foix, y nieto por línea agnada de Jaime II de
Aragón. La muerte de su hermano Alfonso de Aragón y Foix le convirtió en uno de los candidatos a la Corona de Aragón.
·
Luis de Anjou, rey de Nápoles, conde de Provenza y duque de
Anjou y de Calabria. Nació 1403 y murió en 1434, en Cosenza. Era el hijo
primogénito de Luis II de Nápoles y de Yolanda de Aragón, nieto por vía materna del rey Juan I de Aragón.
·
Fernando de Trastámara, el de Antequera, infante de Castilla, nacido
en Medina del Campo en 1380 y fallecido en Igualada en 1416. Era hijo segundo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del rey aragonés Martín I el Humano, y, por tanto,
nieto por vía materna de Pedro IV el Ceremonioso, y, por vía paterna de Enrique II de Castilla.
Nunca se había visto la
Corona de Aragón en una situación tan crítica ni nunca un problema así fue
abordado con tal honestidad y tanta altura de miras. La constante intervención
de las distintas clases sociales, muy destacadamente los burgueses y ciudadanos,
en la cosa pública había dado a los reinos y condados de la Corona de Aragón
una experiencia y una prudente sabiduría política, difíciles de encontrar en la
Europa contemporánea.
La primera idea fue la
de reunir un Parlamento General de todos los reinos, pero las banderías que
existían en Aragón y Valencia, metidas en la pugna entre urgelistas y
angevinistas hicieron imposible la reunión de las Cortes de estos Reinos hasta
un año después del fallecimiento del Rey.
Un hecho que pudo ser
trascendental en la elección del sucesor al trono fue el asesinato de Arzobispo
de Zaragoza, ocurrido en La Almunia de Doña Godina, cuando viajaba a Zaragoza.
El Arzobispo parecía prestar apoyo a Luis de Anjou, en oposición a la
candidatura de Jaime de Urgel. El
partidario de este último, Antón de Luna dirigió a los que cometieron el
crimen. Este acto produjo la pérdida de apoyos para Luis de Anjou y Jaime de
Urgel, dando la cuestión sucesoria un giro favorable a las pretensiones de
Fernando, infante de Castilla.
A finales de 1411 la
situación era difícil. Surgieron dificultades para conseguir que se celebrase
una sola asamblea en cada reino, debido a las rivalidades ya dichas entre
urgelistas y antiurgelistas. De hecho en Aragón se reunieron una Alcañiz y otra en Mequinenza; en
el reino de Valencia fueron la de Vinaroz y la de Traiguera. En
Cataluña se celebró en Tortosa, estando ya reunido su parlamento desde el mes
de agosto.
La intervención del papa
Benedicto XIII, solicitada por el Parlamento catalán fue de enorme importancia.
El papa Luna logró que el Parlamento de Alcañiz adoptase la decisión de delegar
la resolución de la cuestión sucesoria en una comisión de compromisarios,
decisión aprobada también en Cataluña.
El 15 de febrero de 1412, Cataluña y Aragón
firmaron la llamada Concordia de Alcañiz que desarrollaba a lo
largo de sus 28 capítulos el procedimiento a seguir en la elección del nuevo
monarca. Para ello se nombraron nueve compromisarios, tres por cada uno de los
territorios del reino de Aragón, del de Valencia y del Condado de Barcelona, y
se les pidió que deliberasen sobre los derechos de los candidatos y decidiesen
cuál debía con mejor derecho ocupar el trono. Se exigía que el elegido
obtuviese al menos seis votos, estando representados en estos votos todos los
territorios de la Corona, Aragón, Valencia y Cataluña. La respuesta definitiva
debía darse en el plazo de dos meses, a contar desde el 29 de marzo, con la
posibilidad de una única prórroga que, en todo caso, no debía sobrepasar el 29
de junio de aquel año; y el lugar de reunión debía ser la villa de Caspe, que
se vería protegida de cualquier intento armado externo o interno.
En los primeros
momentos, el reino de Valencia no participó en la Concordia de Alcañiz, pero al
ser eliminado el urgelismo valenciano en la batalla de Murviedro, con
la ayuda de las compañías castellanas de Fernando de Antequera, el 27 de
febrero el reino de Valencia se unió a la Concordia.
La elección de los
nueve compromisarios a Gil Ruiz de Libori, gobernador de Aragón,
y a Juan Jiménez Cerdán, Justicia Mayor.
Los designados fueron:
- Por el
Reino de Aragón:
- Domingo Ram,
obispo de Huesca.
- Francisco de Aranda,
antiguo consejero real y enviado de Benedicto XIII.
- Berenguer de Bardají,
jurista y letrado general de las Cortes de Aragón.
- Por el
Reino de Valencia:
- Bonifacio Ferrer, prior de la Cartuja de Portaceli.
- Vicente Ferrer, dominico
valenciano.
- Ginés Rabassa,
ciudadano de Valencia experto en derecho, que por enfermedad fue
sustituido por Pedro Beltrán.
- Por el
Condado de Cataluña:
- Pedro de Sagarriga,
arzobispo de Tarragona
- Bernardo de Gualbes,
síndico y conseller de Barcelona.
- Guillem de Vallseca,
letrado general de las Cortes catalanas.
El 18 de abril de 1412 se iniciaron en Caspe las
deliberaciones de los compromisarios. Disponían de un plazo de dos meses para
resolver, aunque necesitaron dos días más del plazo fijado. Allí escucharon los
informes presentados por los abogados de los candidatos y el 24 de junio pronunciaron su fallo.
Los tres compromisarios aragoneses, los valencianos Bonifacio y Vicente Ferrer
y el catalán Bernardo de Gualbes, votaron a favor de Fernando de Trastámara; el
compromisario valenciano Pedro Beltrá se abstuvo, alegando falta de tiempo, y de
los compromisarios catalanes, Pedro de Sagarriga votó al Conde de Urgel y al
Duque de Gandía, en igualdad, y Guillem de Vallseca lo hizo a favor de Jaime de
Urgel.
Los debates de Caspe se
centraron de forma preferente sobre la preferencia de la línea masculina a la
femenina y sobre el grado de consanguinidad, prefiriendo el más próximo al más
remoto. El criterio que prevaleció fue el de proximidad de grado antes que la
línea masculina o femenina del parentesco.
El 28 de junio de 1412,
en la iglesia mayor de la villa, tras un solemne oficio religioso, San Vicente
Ferrer leía públicamente el acta de la elección de Fernando de Trastámara,
siendo proclamado rey como Fernando I de
Aragón. El 5 de agosto entró el nuevo Rey en
Zaragoza y prestó juramento ante la Cortes.
La decisión fue
recibida satisfactoriamente en Aragón, menos en Valencia y mucho menos en
Cataluña. No obstante fue generalmente aceptada, a excepción de la rebelión de
Jaime de Urgel que tuvo pocos seguidores y fue pronto sofocada.
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