1512. LA CONQUISTA DE NAVARRA
Reyes de Navarra: Catalina I de Foix y Juan III de Albret
Catalina de Foix, nacida en 1468, era hija de Gastón de Foix, Príncipe de Viana, y de Magdalena de Francia, hermana de Luis XI, rey de Francia. La muerte de su hermano mayor Francisco Febus, en 1483, la convirtió en reina de Navarra. En 1484 contrajo matrimonio con Juan III de Albret, nacido en 1469, hijo de Alano de Albret, señor de Albret, y de Catalina de Rohan, bisnieta de Carlos II de Navarra.
Situación general
Iniciado el siglo XVI, el Reino de Francia y la Monarquía Hispana (Castilla-Aragón) se encontraban enfrentados. Una de las zonas de mayores conflictos era Italia, en donde los franceses conseguían importantes avances. Preocupado por ello, el Papa Julio II promovió una Santa Liga contra Francia, formada por los Estados Pontificios, la república de Venecia, el Sacro Imperio Germánico y España, y a la que se unió Inglaterra, estableciendo que quien se apoderase de algún territorio de un soberano opuesto a la liga podría retenerlo con título legítimo. Además, el Papa excomulgó a Luis XII, rey de Francia.
En el Pirineo Occidental, las tropas anglo-castellanas se aprestaban para invadir la Guyena francesa presionando Fernando el Católico a los reyes navarros para que mantuvieran su neutralidad y permitiesen el paso de sus tropas.
En el Reino de Navarra continuaban las luchas banderizas entre beamonteses y agramonteses. En 1507, los reyes Juan y Catalina consiguieron expulsar del reino a los beamonteses, apoyándose en la facción agramontesa. Durante varios años, los reyes de Navarra mantuvieron una cierta neutralidad, causa y efecto de su casi inexistente ejército permanente, pero Luis XII supo atraerse definitivamente a Juan y Catalina y el 18 de julio de 1512 firmaban el tratado de Blois por el que Luis XII devolvería a los navarros las posesiones de la casa de Foix, les reconocería su soberanía en el Bearn y le restituiría el ducado de Nemours, además de una renta de 20.000 libras tornesas, y los navarros se comprometían a no dejar pasar por sus dominios a los ejércitos que pretendieran atacar a Francia. H de tenerse en cuenta la difícil situación de Juan de Albret como poseedor de los estados de la casa Albret-Foix.
Conquista del Reino de Navarra
Fernando el Católico, fue informado de las negociaciones de Blois y del contenido del tratado. Como consecuencia de ello, el lunes 19 de julio de 1512, bajo el mando del Duque de Alba, el ejército castellano, con unos 10.000 hombres, partió de la llanada alavesa. El 21 de julio entraban en Navarra por la Barranca-Burunda, con etapas en Echarri-Aranaz y Huarte-Araquil, una vía inusitada que garantizó la sorpresa. Ese mismo día, el rey Juan ordenó la salida de la Reina y de sus hijos hacia Bearn y el 23 Juan de Albret partía de iba a refugiarse en Lumbier. Cuentan las crónicas que los regidores pamploneses dijeron al rey “que su presencia era causa de defender su ciudad, y que ella faltando, en ellos no habían fuerza ni esfuerzo”. Por fin, el día 24 del mismo mes, Pamplona firmó una honrosa capitulación respetando los Fueros, el Privilegio de la Unión y todos los privilegios, ferias, usos y costumbres de la ciudad. El día 25 el Duque de Alba entró en la ciudad.
La excomunión y la apropiación del trono
El 21 de agosto se publicó en Calahorra la bula Pastor ille caelestis. En ella los reyes y el reino serían puestos en entredicho “con conminación de privarlos de aquellos estados como si dicho es fueren contra la Iglesia”. Con ella elaboró Fernando el Católico la justificación pública de su conquista, justificación revisada en años posteriores por el propio Carlos I, que se lo cuestionó en conciencia, teniendo en consideración la doctrina de Francisco de Vitoria.
Incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla
Pese a los llamamientos de Juan de Albret a las ciudades para que resistieran, en septiembre de 1512 toda Navarra estaba controlada por el rey Católico que, en julio de 1512, se consideraba “depositario de la corona y del reino de Navarra”, pero poco más tarde ya se titularía Rey de Navarra, recibiendo el juramento de fidelidad de los principales jefes agramonteses.
En el otoño de 1512, Juan de Albret pedía el apoyo del monarca francés y como consecuencia, el 15 de octubre, el general La Palice con un ejército de 15.000 soldados entraba en los valles del Roncal y Salazar. Otro contingente de tropas, dirigido por Francisco de Angulema, atacaba San Juan de Pie de Puerto con el fin de bloquear al duque de Alba en la capital de Ultrapuertos, en tanto las tropas franco-navarras iban contra Pamplona. Pero el duque de Alba consiguió llegar a Pamplona el 24 de octubre y romper el asedio de Pamplona y los intentos de asalto a la misma de las tropas de Juan de Albret y de La Palice, que el 30 de noviembre se retiraban.
Poco después, la firma de las treguas de Urtubia, en abril de 1513, y de Orleans, en marzo de 1514, entre Luis XII y Fernando el Católico, dejaban en suspenso las reclamaciones de Juan y de Catalina.
Entre el entre el 15 y el 24 de marzo de 1513, Fernando el Católico convocaba las Cortes del Reino de Navarra durante las cuales el virrey, Diego Fernández de Córdoba, marqués de Comares y alcaide de los Donceles, prestaba juramento de guardar los Fueros del Reino de Navarra a la vez que los procuradores navarros juraban fidelidad al rey don Fernando. Por fin, el 11 de junio de 1515, en las Cortes de Burgos, el duque de Alba, en nombre del rey don Fernando, decretó la incorporación de Reino de Navarra a la Corona de Castilla.
Últimos conflictos
El 1 de enero de 1515 moría Luis XII de Francia y el 23 de enero de 1516 lo hacía Fernando el Católico. En Francia era coronado Francisco I, yerno de Luis por su matrimonio con Claudia, y en España era Carlos I, nieto de Fernando, quien se hacía con las riendas del poder. El nuevo monarca francés, en marzo de 1515, por el tratado de París, se comprometió a socorrer a los reyes Juan y Catalina, y el rey Carlos I llegaba a acuerdos con el rey francés y se comprometía e iniciar negociaciones con los Albret-Foix.
Entonces, algunos consideraron que era un buen momento para recuperar el Reino de Navarra para Juan de Albret. El rey Francisco I aconsejaba a Juan de Albret: “daos prisa en preveniros. Más haréis ahora con 200 lanzas y 4.000 infantes, que de aquí a seis semanas con el cuádruple de esas fuerzas”.
En febrero de 1516, don Fadrique de Acuña juraba como virrey de Navarra en medio de un clima conspiratorio a favor de Juan de Albret. Así, en la Semana Santa de 1516 el ejército de Albret atacaba la fortaleza de San Juan de Pie de Puerto y se hacía con el control de Roncesvalles. No obstante, el levantamiento generalizado de los navarros en el que confiaban no se produjo y las tropas al mando del mariscal Pedro de Navarra fueron derrotadas cerca de Isaba. Don Pedro y otros jefes agramonteses quedaron prisioneros y encerrados en el castillo de Atienza. La intentona había fracasado.
El 17 de junio de 1516 moría el rey Juan de Albret y pocos meses después, el 12 de febrero de 1517, fallecía la reina Catalina de Foix, dejando como sucesor a su hijo Enrique.
En los dos años siguientes se celebraron reuniones entre los delegados de los reyes navarros y los de Carlos I, conforme al tratado de Noyon, de 13 de agosto de 1516. La elección de Carlos como emperador del Sacro Imperio Germánico supuso la ruptura con Francia y el 10 de mayo de 1521 una expedición franco-navarra al mando de Andrés de Foix, señor de Asparrós ocupaba San Juan de Pie de Puerto y, el 16 de mayo, se hacía con el control de Roncesvalles y del castillo de Maya, y, el 19 de mayo, el ejército se encontraba a las puertas de Pamplona, que acababa rindiéndose y capitulaba el 21 de mayo. Tomada Pamplona, el reino pasó a estar bajo el control del señor de Asparrós, que asaltó la villa de Los Arcos, territorio castellano en esos momentos, y puso sitió a la ciudad de Logroño. El ejército imperial se puso en marcha para levantar el asedio de la capital riojana y para iniciar la recuperación del reino de Navarra. Las tropas de Asparrós incapaces de continuar con el asedio de Logroño comenzaron su retirada hasta las cercanías de Noain. El 30 de junio de 1521 tenía lugar la batalla de Noain-Esquíroz que dio la victoria a los ejércitos castellanos. Poco tiempo después la práctica totalidad del reino pasaba a estar bajo control de Castilla, excepto las fortalezas de Maya y de Fuenterrabía, que cayeron en julio de 1522 y en febrero de 1524. Se ponía así fin al intento más importante que llevaron a cabo los Albret de recuperar su trono. Carlos V, a partir de entonces, procuró atraerse a los miembros de la facción agramontesa. Con lo perdones de 15 de diciembre de 1523 y de 29 de abril, los jefes del bando agramontés juraron fidelidad a Carlos I el 3 de mayo de 1524, en Burgos.
El abandono de Carlos V de Ultrapuertos, en 1527, determinó que los Albret se hacían con el dominio de la Baja Navarra, con el título de reyes de Navarra que posteriormente pasaría a formar parte de los títulos de los reyes de Francia cuando uno de sus sucesores, Enrique de Borbón, nieto de Enrique II de Albret e hijo de Juana de Navarra y Antonio de Borbón, se convirtió, en rey de Francia, en 1589.
Continuidad del Reino de Navarra
El Reino de Navarra pervivió después de 1512. Había alcanzado su desarrollo pleno en los inicios del siglo XV, con su propio derecho, sus instituciones, su hacienda, su corte, etc., y terminada la conquista y la incorporación a la Corona de Castilla nada de eso cambió, nada alteró su identidad esencial. Sus fueros se respetaron de forma escrupulosa y su pertenencia a España venía de siglos atrás. La única en común de Navarra con el resto de la Corona era la persona del Rey. Esto justifica y legitima la actual situación de la Comunidad Foral de Navarra dentro de la estructura del Estado regido por la Constitución de 1978.
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