SUSPENSIÓN DE LA NOBLEZA





SUSPENSIÓN DE LA NOBLEZA



Los hidalgos podían suspender voluntariamente su hidalguía, generalmente muy pocas veces y por causa de pobreza. En todo caso, esta posibilidad debió de ser realidad en escasísimas ocasiones, ya que los padrones nos dan continuas muestras de hidalgos en situación de gran pobreza, sin que ello les llevase a prescindir de lo que para ellos era lo más preciado: su hidalguía.



El Fuero Viejo, en su Ley 16, Título V, Libro I, dice: “… En esta manera, si algund ome nobre vinier a pobredat, e non podier mantener nobredat, a venir a la Iglesia, e dixier en Conceio: Sepades, que quiero ser vostro vecino en infurcación, o en toda facienda vostra; e adujere una aguijada, e toviera la aguijada dos omes en los cuellos, e pasase tres veces so della, e dixier: Dexo nobredat e torno villano; e entonces será villano, e quantos fixos e fixas tovier en aquel tiempo, todos serán villanos. E quando quisier tornar a nobredat, venga a la Iglesia e diga en Conceio: Dexo vostra vecindad, que no quiero ser vostro vecino; e trocier sobre el aguijada diciendo: Dexo villania, e tomo nobredat; entonces será nobre e quantos fixos e fixas, abran quinientos sueldos e serán nobres”



La suspensión no quiere decir renuncia, ya que la calidad de hidalgo es irrenunciable. Así se estableció en las Cortes de Valladolid del año 1601, con la sanción del Rey don Felipe III: “Las cuales preeminencias y libertades de los hijosdalgo, es nuestra voluntad que no se puedan renunciar ni renuncien, y si así lo hicieren, queremos que las tales renunciaciones no valgan y sean en sí ningunas”

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